abril 26, 2023

UNA BUENA HIGIENE DE MANOS ES PARA SIEMPRE, NO SOLO PARA LAS PANDEMIAS.

Pasados tres años del inicio de la pandemia de la COVID-19, analizamos su impacto sobre los hábitos de higiene de manos y vemos por qué los jabones y desinfectantes de calidad son tan importantes como siempre.

Se cumplen ahora tres años de los primeros confinamientos que sufrieron los países europeos para evitar la propagación del virus de la COVID-19. En ese periodo, el mundo y nuestro comportamiento cambiaron de un modo que nadie podía esperar: trabajábamos desde casa, nadie viajaba, y la higiene de manos se convirtió en un pilar central de las estrategias de prevención. Sabiendo lo que sabemos tres años después, ¿cómo han cambiado las cosas? Quizá ya no sea tan acuciante la amenaza de la COVID-19, pero el riesgo de otras enfermedades, y las importantes implicaciones comerciales para las empresas y negocios, hacen igual de imprescindible contar con prácticas excepcionales de higiene de manos.

LAS CONSECUENCIAS DE LOS CAMBIOS EN LOS HÁBITOS DE HIGIENE

La pandemia puso de relieve la importancia de la higiene de manos, y nadie duda de que es la razón por la que hoy la gente se lava las manos más a fondo y en situaciones en las que antes no lo hacía1. ¿Pero podemos decir que la pandemia nos ha hecho más conscientes de la importancia de unas buenas prácticas de higiene, más allá de la COVID-19?

Echemos un vistazo a nuestras prácticas de higiene de manos, antes y después de la pandemia. Antes de la pandemia, nos lavábamos las manos durante unos 13 segundos como media, y lo hacíamos cinco veces al día; ahora ese tiempo ha aumentado a 19 segundos, y a una media de ocho veces al día. En el punto álgido de la pandemia se nos advertía de los riesgos de toser y estornudar, pero antes, el 30 % de la gente estornudaba y el 45 % tosía tapándose la boca con las manos sin lavárselas después. Hoy, en el mundo postpandémico, esas cifras ha disminuido al 15 % para los estornudos y al 17 % para las toses2.

A título individual, es evidente que la percepción de la gente con respecto a la higiene de manos ha cambiado, no solo durante la pandemia, sino también después. Pero, para una empresa o una instalación, ¿qué implica en la práctica este cambio de actitud, tres años después?

SATISFACER LAS NUEVAS EXIGENCIAS

No cabe duda de que hoy la gente es más exigente en materia de higiene, y sobre todo de higiene de manos; de hecho, la presencia de dispensadores para la higiene de las manos ha dejado de ser un simple "accesorio útil", para convertirse en algo que se da por hecho en cualquier instalación, recinto o empresa. Así, después de la pandemia, más del 70 % de la gente afirma por ejemplo que evita los restaurantes, cafeterías o bares que no les ofrecen una primera impresión de confianza en materia de protección de higiene personal2. Ahora el consumidor necesita que se trate su seguridad como algo primordial, y solo confía en aquellos locales que muestran una excelente atención a la higiene.

UNA VISIÓN PRÁCTICA

Es fundamental que una empresa se muestre proactiva cuando se trata de implementar una estrategia de higiene de manos, ya que las consecuencias y riesgos comerciales pueden resultar catastróficos, tanto desde un punto de vista de la imagen como de la economía.

Podemos pensar que cualquier cosa vale para la higiene de manos, y que hacer compras al por mayor es lo más rentable, pero no es así. A menudo, comprar al por mayor puede dar lugar a la contaminación cruzada, lo que aumenta la propagación de enfermedades en todas sus instalaciones. De hecho, 1 de cada 4 dispensadores de higiene de manos está contaminado con bacterias patógenas3, cosa que puede afectar seriamente a la productividad. Con la actual media de tres días de baja por enfermedad4 de los empleados, en una empresa de 100 trabajadores las pérdidas podrían ascender a 35 100 £ al año5.

Merece más la pena invertir en dispensadores duraderos que tener que reemplazar productos de baja calidad que inevitablemente acaban deteriorándose y que, al final, resultan mucho menos efectivos. Nuestros dispensadores, además, vienen con una larga duración garantizada, lo que le evitará el coste adicional y las molestias de tener que sustituirlos. Si tenemos en cuenta que el 92 % de la gente prefiere productos de higiene de manos sin contacto6, conviene invertir en soluciones automáticas como nuestros dispensadores de espuma sin contacto AutoFoam. Por otro lado, optar por soluciones de higiene sin pilas, como LumeCelTM, fabricadas para durar, también puede contribuir a la confianza del consumidor y a reforzar las credenciales de sostenibilidad de su empresa.

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Fuentes:

  1. https://food.blog.gov.uk/2021/10/15/the-impact-of-the-covid-19-pandemic-on-handwashing/
  2. https://www.citronhygiene.co.uk/resources/coronavirus-attitudes-hygiene-routines-survey-the-findings-are-in
  3. Journal of Environmental Health 2011
  4. gov.
  5. Salario medio recopilado por Olive Pometsey, GQ Magazine.
  6. Encuesta en Facebook sobre la higiene de manos de RCP 2020

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